El tiempo ha demostrado que utilizar el nombre de los políticos y funcionarios de gobierno en la denominación de los centros educativos no es la mejor decisión. En Honduras se habla mucho de transparencia y rendición de cuentas, pero las escuelas, colegios y jardines de niños inmortalizan a algunos presidentes, diputados y alcaldes, cuestionados por corrupción y otros delitos.
No son pétreos: los nombres de los centros educativos oficiales pueden cambiarse — Parte III
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