En Honduras, las relaciones entre los proveedores de medicamentos, los prestadores de servicios de salud y los tomadores de decisiones a menudo son poco transparentes, lo cual dificulta detectar conflictos de interés que pueden llevar a distorsiones de las políticas y de la calidad de los servicios. Por otro lado, controles infradesarrollados y la poca información confiable disponible, dificulta monitorear la prestación de servicios y la compra de insumos. Cuando la Secretaría de Salud (SESAL), pretende ejercer el rol rector para remediar tal situación, se encuentra “capturada” por poderosos grupos gremiales, económicos y políticos que influyen en sus decisiones, al grado que nombran y remueven altos funcionarios según sus intereses. Identificar y castigar las prácticas corruptas es difícil. Como se ha visto con las investigaciones y denuncias públicas que Transformemos Honduras (TH) ha realizado sobre compras directas innecesarias, el manejo de la epidemia del dengue en el 2010, la composición del mercado institucional de medicamentos y recientemente con el Almacén Central de Medicamentos en el 2012, las fronteras entre ineficiencias y abusos a menudo son poco nítidas y los abusos pueden ser escondidos intencionalmente detrás de ineficiencias